domingo, 10 de abril de 2011

CANTERO GÓTICO


En una ocasión un visitante de las obras de una catedral gótica subió a la torre donde un trabajador del gremio estaba esculpiendo muy detallada y trabajosamente una figura de una de las cresterías de remate. El visitante le pregunto
-Oiga, ¿cómo es que se afana tanto y con tanto esmero en esa escultura, cuando aquí no va a venir nadie a verla y desde la calle no se ve?
El trabajador levantó la vista y mirándole a los ojos le dijo:
-Yo no trabajo para que mi obra la admiren los hombres, yo trabajo para Dios.

Valoración del trabajo profesional
No se trata de hablar de religión sino de ética, de entender que el camino del trabajo profesional es un camino hacia el interior, hacia intentar hacer las cosas bien y cada vez mejor, aportando ese intangible que los clientes no saben -y a veces no quieren- valorar. Se trata de dar "liebre por gato", como dijera D. Alejandro de la Sota. 
Se trata de dar más por menos, sin buscar un reconocimiento especial, sin más motivo que porque estamos convencidos que es lo mejor para nuestros clientes, nuestra sociedad y la humanidad en su conjunto, aunque estos esfuerzos no se reconozcan.
Así, intentamos optimizar la estructura, aunque no nos lo pidan los clientes; intentamos evitar materiales dañinos para el medioambiente, aunque no nos lo pidan los clientes; intentamos el menor consumo energético, aunque no nos lo pidan los clientes; intentamos evitar el despilfarro de materiales, aunque no nos lo pidan los clientes, intentamos concienciar de la importancia del reciclaje de los residuos, aunque no nos lo pidan ni los clientes ni los constructores.

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